Noticias desde el Pros, día 28 de marzo

Emma OlazabalActividades, Noticias desde el PROS, Novedades

Día 29 de marzo

El Pacifico pacifico.

Hoy domingo, tras una encalmada nocturna llena de ruidos por gualdrapeos, pantocazos y crujir de maderas, amanece un día luminoso, carente de viento totalmente.

Las tediosas encalmadas del Pacifico, pueden resultar mucho más temibles en ocasiones, que la rugiente fuerza del océano cuando se levanta, con sus peores manifestaciones.

De hecho, veníamos del día anterior, cuando tuvimos que correr el temporal, en dirección contraria a nuestro destino, perdiendo en una jornada, todo lo ganado en los dos precedentes.

Fiel a mi manera de pensar de que “la suerte es una actitud”, lo que significa ver en cada momento el lado bueno de todo lo que te ocurre, decidimos agradecer este día de encalmada como una oportunidad para poder darnos unas soberbias duchas de hidromasaje con la manguera de agua de mar. Afeitarnos y asearnos sin prisas ni movimientos bruscos de vaivén.

Tras ello, cada uno nos pusimos manos a la obra a hacer la colada personal, y al rato, los guardamancebos del Pros recordaban a una calle napolitana del barrio español, por su profusión de ropas multicolores, colgadas de todos los lugares posibles.

Las pinzas de la ropa pasaron a cotizar en el mercado al alza, dada la gran demanda existente, y teniendo que imaginar soluciones para mantener la ropa amarrada a sus diversos lugares.

Posteriormente, aprovechando la tranquilidad, hubo su rato correspondiente de solárium, y aunque el mar invitaba a darse un chapuzón, los recuerdos de los escualos abortaron cualquier iniciativa en ese sentido.

Tertulieamos” un rato, en el ágora de la bañera como cada día, sobre temas diversos.

Unas veces, gracias a los retazos de actualidad que nos hace llegar Ander, el hijo de Juanma, sobre los aconteceres de nuestro mundo, ahora tan lejano. Es nuestra única ventana de contacto con lo que sigue pasando fuera del Pros.

Otras, sobre náutica, historia, o aspectos personales de nuestras vidas.

Posteriormente, con las manos ya en la rueda, fuimos poco a poco entrando en la búsqueda del viento, que nuevamente, por mor de las lluvias tormentosas, nos hicieron navegar con una demora y derrota opuestas.

En algún momento, a la vista de nuestra derrota, alguien puede creer que estamos rubricando algo, dado lo errático de nuestro trazado; pero cuando se navega únicamente a vela, por carecer de motor, el rumbo lo marca el veleidoso viento.

Al caer el día, logramos que las mismas confluyeran, y comenzamos a descontar millas a nuestro destino.

Al mirar al frente que nos aguarda, se abre ante nosotros todo un horizonte, pintado en una gama infinita de matices del gris, que es imposible que pintor alguno los tenga en su paleta.

Como se van difuminando las nubes oscuras hasta el límite del mar, que lo recibe con líneas de diferentes tonalidades, hasta ser cortadas por nuestra proa, poniendo el blanco insospechado en esa composición.

Cuando solo se navega a vela, el destino y los tiempos, los marca la meteo, y nos hace comulgar con el axioma de que nuestro rumbo es “donde el viento nos lleve”

Elcano estaría contento de cómo le estamos homenajeando, replicando, cada vez de manera más veraz, las condiciones de su viaje.

Pues en la mar, quinientos años, pueden ser solo ayer.

Bernardo Negueruela