2023/04/25
Me encuentro en el camarote de estribor del PROS, mecido por su armónico balanceo. Estoy revisando las fotos de las 3 magníficas orcas con las que nos hemos cruzado hace ya unos días. Una de ellas la pude ver a escasos 2 metros, nadando por debajo del costado de babor. Me quedé helado ante tan imponente animal. Dejo el móvil e intento dormir, pero algo me quita el sueño.
Flotando sobre el océano más extenso del planeta, no hay absolutamente nadie a nuestro alrededor. Hacia abajo, las profundidades más inhóspitas del globo, que alcanzan lo equivalente a un Everest y medio. Me invade un sentimiento de vulnerabilidad. Somos diminutos. Inevitablemente, me viene a la cabeza el cachalote albino que inspiró la novela “Moby Dick”. Herman Melville, su autor, estuvo viviendo una temporada en las Islas Marquesas (unas islas del Pacífico no muy lejos de donde estamos, y puerto de recalada del PROS allá por noviembre de 2022). Fueron las historias que le contaron los balleneros sobre aquel cetáceo monstruoso que campaba a sus anchas por estas aguas, las semillas que, luego, regaron la imaginación del autor estadounidense.
Vislumbro aquel inmenso cachalote observando el casco del PROS desde debajo. Estático. El PROS es minúsculo a su lado. Podría partirlo en dos de una embestida o mandarlo por los aires de un coletazo, sin embargo, se da media vuelta y se sumerge de nuevo en las profundidades. No será esta noche.
Ojalá vuelva a ver orcas.
Santiago Rivas