Piratas (5): Piratas otomanos desde Argel: los hermanos Barbarroja

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2021/02/04

A principios del siglo XVI, Barbarroja entró al servicio del sultán otomano y protagonizó innumerables ataques contra navíos y ciudades cristianas, en busca de riquezas y esclavos

Jairedín, el más famoso, y su hermano mayor, Aruj, saquearon  puertos y ciudades, y cargaron sus galeras de infinitas riquezas y un número enorme de cautivos. Pero Jairedín Barbarroja no fue un simple hombre de fortuna con patente de corso.  Se convirtió en valioso servidor del sultán otomano Solimán el Magnífico, desafió a todo un emperador, Carlos V, y fundó en Argelia un reino cosmopolita y próspero.

Su vida esta llena de sucesos azarosos, que resulta útil conoce para poder situar sus acciones en el contexto de la época

Los hermanos Barbarroja eran hijos de un albanés que, tras renegar del cristianismo, se había asentado en Mitilene, en la isla griega de Lesbos, donde llevaba una vida modesta como alfarero. Aruj, el hermano mayor, fue el primero que se lanzó a la aventura del mar. Pero su barco fue atacado y capturado en 1503 por un galeón de la orden de los caballeros hospitalarios, entonces asentada en Rodas. Aruj pasó dos años como galeote en un navío de los caballeros, hasta que logró escapar y pudo reunirse con su hermano Jairedín.  Se establecieron entonces en la isla de Djerba, frente a Túnez, más conocida entre nosotros como Yerba o Los Gelves. El lugar era una auténtica madriguera de corsarios, a los que ambos se sumaron con entusiasmo. Tras sus exitosas presas, los Barbarroja, asociados al señor de Túnez, se atrevieron a atacar las plazas españolas del norte de África, como Bugía, donde Aruj perdió un brazo por un tiro de arcabuz. Pero su oportunidad para ir más allá del papel de simple corsario le llegó en 1516, cuando el gobernador de Argel le pidió ayuda para expulsar a los soldados españoles del vecino Peñón de Argel. Aruj acudió presto, pero en vez de combatir a los españoles aprovechó la primera oportunidad para deshacerse del gobernador. De tan noble manera, Aruj constituyó un  poderoso reino en el norte de África, que significaba todo un desafío para la monarquía española de Carlos V. Por ello, nada tiene de extraño que en 1518, una armada hispana partiera de Orán y asaltara Tremecén, acorralando a Aruj. En su huída,  un soldado español lo alcanzó con una lanza y lo decapitó.

Jairedín Barbarroja

En Argel, Jairedín tomó el relevo de su hermano como jefe de los corsarios. Para hacer frente a la redoblada presión española  decidió buscar la ayuda del sultán otomano y Argel se convirtió en una nueva provincia del Imperio otomano. Mientras Carlos V se coronaba emperador y Solimán sitiaba Viena, Jairedín asaltaba el peñón de Argel, en manos españolas. Saqueó Nápoles, amenazó Roma y capturó Túnez, aunque fue luego desalojado por Carlos V. Pero siguió sus campañas entrando en Menorca y amplió sus razzias a las islas griegas e Italia. Derrotó a Andrea Doria consolidando el poderío otomano en el mediterráneo y volvió de nuevo a la península ibérica saqueando Rosas, Palamós, Cadaqués y Villajoyosa.

En 1545 se retiro a Estambul y pasó su  último año de vida dictando sus memorias. Como expresión de la consideración que  mereció entre los suyos, sirva el epitafio situado sobre su tumba, el Mausoleo Verde, en la orilla europea del Bósforo: “Ésta es la tumba del guerrero de la fe, el almirante Jairedín Barbarroja, conquistador de Túnez y Argel. Dios lo tenga en su misericordia“.

La semblanza y hechos de los Barbarroja ha sido extraída de la publicación de National Geographic:

“Hayreddín Barbarroja, el temible corsario de Argel” 

Puede ampliarse esta biografía con la publicada por César Cervera en ABC ( 19/07/2019) bajo el título  “La violenta epopeya de los hermanos Barbarroja, los corsarios «españoles» que arrasaron el Mediterráneo