29 de febrero de 2020

Es nuestra puerta de salida al Pacífico. Esta puerta está bien guardada … las mareas hacen que llegue a haber hasta 12 nudos de corriente. Hay que aprovechar la marea vaciante para que nos empuje. La contraria no podríamos superarla y nos escupiría de vuelta.

Hacemos un andar de 9 nudos con la corriente a favor. El día ha amanecido magnífico… frío, pero luminoso y prometiendo calores.

En el canal, decenas de focas flotan en torno al barco. Al principio, señalábamos cuando veíamos alguna… ;ya, por familiares, no nos fijamos tanto… Seguimos a la caza mayor, esperando ver más ballenas. Nos impresionó el último encuentro y queremos volver a verlas. Nos dicen que el Norte de Chiloé es el punto del planeta donde mayores avistamientos de ballenas se producen en el mundo. Nos preparamos con los prismáticos a dejarnos las dioptrías en el horizonte.

En unas horas estaremos navegando en el Pacifico … ahí nos espera, tranquilo y paciente, mientras nosotros nos consumimos por llegar. El parte de meteo nos promete vientos portantes e intensos. Alrededor de 25 nudos. Subiremos velas y nos catapultará al norte… Adivinamos una ola incómoda. Nos bamboleará y debemos trincar todo a bordo. Anoche, una ola traicionera nos atravesó al mar y todo lo que estaba libre voló de una banda a otra… ¡incluidos los tripulantes que descansaban en sus camarotes !.

Llegamos a la confluencia de las corrientes … la marea saliente y el principio de la marea creciente que llega del Pacifico. El agua parece hervir… las olas no tienen dirección. Nos mueve la proa a capricho y nos obliga a gobernar firmes al destino. El mar nos engaña… enseña zonas lisas y a continuación el hervidero … No nos dejamos engañar por el espejismo liso… no vamos a lo que parece fácil … A pocos metros por debajo de la superficie, la corriente es más intensa para salir metros más allá violentando el espejismo.

¡Ahora ya navegamos hacia el norte!

Diego Fernández Casado.