29 de febrero de 2020

MiriamNoticias desde el PROS

29 de febrero de 2020.
40º 49.63’ S – 74º 08.11 W.

Hasta siempre Patagonia.

Son las 5 de la mañana y dejamos las islas Puluqui y Tabon a nuestro estribor para enfilar el Canal del Chacao y salir de nuevo al Mar del Sur. La hora de salida de Puerto Montt ha sido cuidadosamente planificada para llegar al mar abierto con la corriente a favor, pues de otra manera el paso por el Chacao sería imposible. Ahora mismo la corriente no nos favorece y la marea está todavía subiendo. Pero en menos de una hora empezará la vaciante y la corriente crecerá favorablemente para impulsarnos como un cohete. No es broma, en el Chacao se ha llegado a registrar corrientes de hasta 14 nudos con mareas vivas. Nosotros no alcanzaremos esa cifra, lo que nos permitirá apuntar mejor para pasar entre las plataformas sobre las que se construye el nuevo puente entre la Isla Grande de Chiloé y el continente. Si lo conseguimos, antes de mediodía navegaremos de nuevo por el Pacífico en demanda del Algarrobo, 25 millas al sur de Valparaíso, en cuyo puerto atracará el Pros.

Nuestra estancia en Puerto Montt ha sido corta, pero intensa, si obviamos la mañana perdida sin poder desembarcar por la asfixiante burocracia de las autoridades chilenas: capitanía marítima, inmigración, sanidad (a quien tuvimos que prometer que no veníamos de Asia (¿?) y que con la excusa de buscar no sé qué polilla, se llevó todo el alimento fresco que nos quedaba a bordo). El resto lo rellenamos con trabajos de mantenimiento, frustrado intento de reparación del molinete, mucha lavandería, relaciones sociales y un poco, muy poco de turismo y visita del lugar…

La marina Oxxean, ubicada en un tranquilo canal que lleva el mismo nombre que la isla de la que nos separa, isla Tenglo, cuenta con modernas instalaciones que nos han deparado una confortable estancia. Algunos yates impresionantes nos rodean, entre ellos el Anna, de 120m de eslora, que hace el nº 4 en el ranking de los más grandes, si internet no nos engaña. Realmente impresionante. A nuestro babor atraca un yate que monta helicóptero en una muy pequeña plataforma. Nos preguntamos cómo lo hará el habilidoso piloto para posarse en tan reducido espacio con una mar medianamente movida. Si a nosotros se nos fue un dron al agua, con todo el espacio que tenía para aterrizar …

Pero el momento cumbre de nuestra estancia en Puerto Montt, fue la cordial y simpática acogida de la Armada Chilena. Anteayer, el Comandante en Jefe de la 5ª Zona Naval, CA Alberto Ahrens Angulo, envió un minibús para recogernos en la marina y llevarnos a la base de la Armada Chilena en Puerto Montt. Una vez allí, nos recibió en su despacho donde tuvimos ocasión de presentarle nuestro proyecto y contarle detalles de nuestra aventura. Siguió una visita a las instalaciones de la base para a continuación invitarnos a la tradicional empanada de los jueves con toda oficialidad, marinos y pilotos, con los que tuvimos ocasión de departir amablemente. Finalmente pasamos al comedor de oficiales para degustar la cazuela con merken y el “mote con huesillo” plato habitual de los jueves para toda la marina chilena. La sobremesa se prolongó con una interesante tertulia y, tras las fotos de rigor, nos devolvieron a nuestra marina. Toda la tripulación quedamos realmente satisfechos y agradecidos por la agradable acogida y por la cordialidad de estos marinos.

Ahora, dejamos ya atrás la espectacular Patagonia que tanto nos ha impresionado, en todos los sentidos, y de la que tanto hemos disfrutado. Siempre recordaremos la sensación de misterio que nos embargó al doblar el cabo de las Oncemil Vírgenes, esas complicadas navegaciones por las primeras angosturas, el amanecer en la evocadora bahía de las Sardinas, nuestras congojas en el querido refugio de bahía Tilly y, sobre todo, la navegación por los bellísimos y desérticos canales patagónicos. Pero, sobre todo, siempre recordaremos la luz de sus días y la oscuridad de sus noches estrelladas. Hasta siempre Patagonia.

Fin

Pepe Solá