26 de enero de 2020

MiriamNoticias desde el PROS

En el Pros, a 26 de enero de 2020. 

37º 34,8’ S – 56º 48,41’W.

Navegar a vela por las barrosas aguas del Río de Solís, es una sensación que hay que experimentar. El Río de la Plata es el resultado de la conjunción de los caudalosos ríos Uruguay y Paraná. Es de una anchura considerable, pero sin apenas fondo. Salvo los canales dragados que lleva a Buenos Aires y que permiten navegar más de 400 millas hacia el interior, la profundidad oscila entre 3 y 6 m en todo el amplio estuario. El Pros se desliza alegre por esas aguas color chocolate impulsado por un viento fresquito del oeste, al principio por el canal, temeroso de encontrar algún obstáculo en esos eximios fondos, para más tarde dejar el canal para la procesión de mercantes que lo transitan, sin parar de hablar por la radio, saludándose o increpándose los unos a los otros.

Tras navegar las más de 100 millas que nos llevan al punto en que las aguas empiezan a tomar una tonalidad verdosa (¿será todavía dulce? pregunta alguien), nos percatamos de que no vamos a llegar a Mar del Plata en el tiempo previsto. El viento cae sensiblemente y la navegación se torna muy tranquila.

Es el momento de revisar el barco y todos sus sistemas. Entonces advertimos que algo debimos hacer mal con el cambio de baterías. Sin apenas darnos cuenta, gran cantidad de los amperios que celosamente guardábamos en nuestras flamantes nuevas baterías, se nos están escapando por la borda. Y para más desdicha, el generador no parece capaz de reponer esos amperios fugaces. Es el momento en que algunos tripulantes se conviertan en electricistas y empiecen a investigar la fuga.

En la tarde la previsión anuncia que con el ocaso se nos meten fuertes vientos del sur de 35 nudos. Hay que dejar la investigación para más adelante y preparar la maniobra…

Pepe S.