2021/04/24
El final del largo reinado de Felipe II abre paso al inicio de un período de declive del poderío de España, que no cesará en las décadas siguientes, al compás del ascenso de las nuevas potencias dominantes en el escenario europeo, Francia e Inglaterra.
Felipe III no ha pasado a la historia como un rey muy valorado. Y el hecho de que fiara durante mucho tiempo buena parte de las decisiones de su reinado al juicio de su favorito, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, históricamente conocido como duque de Lerma, tampoco ha ayudado en nada a su buen nombre. Francisco de Quevedo en su célebre reflexión sobre el reinado de Felipe III, Anales de quince días, dejó escrito: “Yo escribo en el fin de una vida y en el principio de otra: de un monarca que acabó de ser rey antes de empezar a reinar”. Sin embargo, más recientemente, una nueva generación de historiadores ha reinterpretado sus decisiones y su conducta, a la luz de la grave situación financiera que heredó de su padre y de los complejos e irresolubles problemas con los que tuvo que lidiar. Una revisión que no cambia el juicio final sobre su reinado pero, en cambio, arroja nueva luz sobre los contornos del mismo.
La entrada de hoy proviene del Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia y su autor es Antonio Feros, Profesor de Historia en la Universidad de Pensilvania y especialista de este reinado