22 de marzo de 2020

MiriamNoticias desde el PROS

22/3/2020 – 13:00 h peruanas. (19.00 h en España)

El mundo desde el PROS se ve como un conjunto de realidades, todas ellas muy distintas y produce visiones caleidoscópicas, a su vez, en cada uno de los miembros de la tripulación. Son realidades que con una información muy limitada creemos comprender pero que tan solo producen ruido de información, sin mensaje claro. Por un lado, la marina peruana que a toque de ordeno y mando de radio nos sitúa en mitad de la bahía. Por otro, las informaciones que recibimos de los nuestros desde Madrid, Alemania, USA, Perú, Argentina o Ecuador nos enredan en una tela de araña con un monstruo mental que nos puede devorar. La oficina de tierra con sus ritmos y preocupaciones son traducidas a las nuestras propias y a veces, con toda lógica, no se encuentran en la misma longitud de hora. Las demandas de documentación a personas acostumbradas a normas de navegación europeas y no a las lógicas de estos países, añade más irritación. Lástima que no tengamos un psiquiatra o un budista a bordo porque se reiría de nuestros pobres cerebros por desaprovechar lo que realmente es importante.

A las 8.30 h nuestro capitán con precisión horaria, tras ingerir dosis mentales de tranquilina, contacta con la oficina local de Tramarsa y mantiene una conversación de guante suave. Nos dan permiso de zarpar. La tripulación entra en faena, la atención en cada acción, arranque de motor, Fernando y su ayudante Juan a proa, al ancla, Julio a la espera de recibir alguna petición del timón, el que suscribe a la rueda, el capitán atento a toda la maniobra. El molinete inicia su primera levantada del ancla, perezoso, con paradas intermitentes para que no se canse, al ritmo que el personal de proa me marca. Ligero avance de motor. Finalmente el PROS se despereza y recupera su libertad. La tripulación no habla, mantiene un silencio que recompone los cerebros. Enfilamos rumbo 340 º al Callao. Antes de salir de la bahía, al abrigo de los vientos que se adivinan, izamos mayor y a 1000 rpm de motor encaramos Lima dejando el puerto a babor. Un pequeño temblor del viento y sacamos la génova y mesana. Sólo son 10 knts que entran a 60ª por babor, pero suficientes para que el PROS cobre brío. Desaparece el motor, el sonido del viento y en instantes nos ponemos a 7 nudos. Enseñamos la popa a la bahía. El PROS nos muestra su nobleza. Ahora sí, la tripulación se funde en esa sensación tan extraña como es la de compartir la nobleza de la navegada y la ceñida rabiosa. Experiencia religiosa. Nos hemos olvidado de las realidades circundantes y nos centramos en la nuestra, navegar por estas aguas del Pacífico. Razón y ser de esta experiencia vital de todos nosotros. Tras la estela de Elcano.

José Luis Zaldúa