Noticias desde el Pros. Viernes 19 de noviembre

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2021/11/2

Viernes, 19 de noviembre

Un eclipse parcial de Luna nos ha acompañado durante gran parte de dos turnos consecutivos de guardia: la prima y la modorra. Sobre un cielo impecablemente limpio y estrellado se hace difícil imaginar que nos hemos interpuesto entre el sol y la luna con tamaña puntería. En todo caso, el acontecimiento nos hace pasar un buen rato con Star Walk, la aplicación de nuestros móviles para la observación del cielo nocturno, identificando de nuevo constelaciones y sus estrellas principales, así como las más brillantes como Sirius o las que estarían cerca de formar una supernova, como Betelgeuse (de la constelación de Orión- aunque hay noticias recientes que la sitúan fuera de este conjunto, pasando así a la categoría de estrella errante). Gracias a Dios, nos protegen la distancia a esta estrella (50 mil años-luz) y el hecho de que no se prevé que ocurra antes de unos cientos de miles de años.

Entretanto, la espuma que provoca el desplazamiento del Pros en el agua, dibuja otro efímero universo de burbujas, renovado a cada empuje del viento por el largo-aleta de babor. Cerca siempre de los nueve nudos de velocidad, aunque ayudados aún por una corriente que contribuye con algo menos de un nudo neto, se nos antoja que ésta sigue siendo la navegación más veloz, sostenida y cómoda que muchos recordamos. Cuando entra la racha y nos acercamos a los 20 nudos de viento real, pareciera que el Pros se encabrite y quisiera saltar la ola precedente después de haberla ya surfeado, como un purasangre, que nos hace sentir poderosos en la inmensidad de la noche oceánica, como quien pelea a dos puños con furia y potencia contra un enemigo invisible y todopoderoso. En las escasas ocasiones en que el viento baja de intensidad tiende a coquetear con nuestra popa y provoca incómodos gualdrapeos de las balumas, por lo que tratamos de orzar y cazar las velas.

Las tareas diurnas incluyen desde hace varios días la revisión del funcionamiento de las bombas y control del congelador, además del constante seguimiento del voltaje de baterías, que por cierto no deja de confirmarnos nuestras buenas expectativas desde que se incorporó, antes de la salida de Guayaquil, un conversor de 24 a 12 voltios, que homogeniza el esfuerzo de todas y cada una de las baterías de gel. Sobre el congelador hemos visto cómo la acumulación de agua en el fondo, como consecuencia de fugas esporádicas desde le encimera y fregadero, han terminado por descongelar los alimentos sumergidos. Gracias al chequeo constante nos damos cuenta a tiempo y salvamos la casi totalidad de los víveres. Algunos tripulantes se llevan las manos a las mejillas y despiden con un suspiro una pequeña partida de camarones y chopitos (estos últimos aún más queridos pues nos habían venido a visitar saltando al barco en los días precedentes). Para preservar los ya descongelados envases de dorado, el cocinero inventa sobre la marcha un plato empanado y con salsa en la cantidad disponible, que estimó sería suficiente para dos comidas, pero la tripulación dio cuenta de la totalidad entre excesos de gula y algún halago, y aun así se pudo con un bizcocho riquísimo de chocolate con el que nos obsequió Arantza a media tarde, eso sí, regado con ron tal y como aseguró Pepo que sería el mejor maridaje posible …como así fue.

Ya por la tarde toda la tripulación esperaba impaciente el paso en el contador de la cifra de las últimas mil millas restantes, conscientes que una vez superado ese descuento, la distancia a recorrer hasta Marquesas sería cada vez más fácil de superar por el efecto psicológico de haber coronado más de los dos tercios de la travesía San Cristóbal-Marquesas. Esto se cumplió exactamente como habíamos predicho antes de las doce de la noche. La previsión se repasó frente a una ensalada de huevo cocido separado y tomate para desengrasar la entripada de la comida. Sin más novedades seguimos cabalgando en nuestro particular corcel con azotea, en cuyos cojines navegamos a veces recostados para recuperar el sueño que nos van robando las guardias.

Océano Pacífico, 2º 05.452S  123º20,876 W.

José M. Montejo