Noticias desde el Pros. Sábado 20 de noviembre

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2021/11/21

Sábado 20 de noviembre.

La noche ha trascurrido con un viento de fuerza inconstante y apreciable ola de aleta. Noche aceptable para el descanso y el desempeño: ciento quince millas en quince horas.

Amanece soleado y plácido. Ha caído la ola y un amistoso este de 15 nudos nos desliza sobre las olas a siete nudos con ligera pérdida de rumbo.  Cada grado que caemos al sur en latitud nos regala un grado más de calidez.

Llevamos ya doce días perdidos en las soledades marinas y astrales. El sentimiento de soledad es algo íntimo y personal. Pero hay un elemento que nos afecta a todos: la falta de conexión con tierra, pues el Iridium es un cabo muy fino que sólo nos sirve para que sepamos que, aunque muy alejados, nuestros seres queridos nos tienen presentes. Por lo demás estamos totalmente desconectados, no sabemos si el Gobierno ha conseguido la aprobación de los Presupuestos 2022 o si el Barcelona F.C. se recupera de su postración. Nuestra adicción a lo inmediato está adormecida, pero tan pronto nos acerquemos al primer núcleo urbano trataremos de “buitrear” un wifi y con dedos de yonqui teclearemos nuestros dispositivos en urgente demanda de respuesta a las preguntas retenidas.

Por lo demás un día más, zafarrancho de limpieza general, Juancar con tesón y paciencia trata de recuperar la bomba de proa, Chemi hace pan … y se establece un “cursillo de nudos” para lo que se disponen pequeños cabos para los aprendices. De pronto acaece el incidente del día, en un golpeteo más de la mayor se rompe el amantillo, el cable que sujeta a la botavara. Sabíamos que estaba mellado por una trabada con la roldana del backstay. No afecta a la navegación y sólo nos tendremos que ocupar cuando bajemos la vela. Sustituiremos el cable por una driza.

Ha caído el viento por debajo de los diez nudos y la balada de Neil Diamond hace todavía más cadencioso el suave contoneo de las ancas del Pros y entramos en uno de los, hasta ahora, escasos tramos en los que solo el flujo de la corriente nos permite mantener una velocidad de apenas cinco nudos a la hora.

El almuerzo es sabroso y distendido propiciando una larga sobremesa. Luego descanso, excepto para los torpes con los nudos que debemos seguir practicando. No hay una nube, la tarde azul y morosa se desliza hacia el habitual crepúsculo de sol rotundo.

El viento sigue siendo flojo e inconstante en dirección provocando golpeteos de la botavara. Pepe, para evitar un castigo innecesario a la arboladura, decide navegar a motor, prescindiendo de la génova y con mesana y mayor a la vía. La tripulación, ducha en el menester, lo resuelve con prontitud. Es la primera vez desde el zarpe de Salinas que utilizamos el motor en navegación. Marcha a 1.200 revoluciones que nos procuran una velocidad de 7,5 nudos.

Son las 20:00 h, nuestra posición es Lat 03º 52,7’ S, Lon 126º 15,88’ W. Y el rumbo 267º. En las últimas doce horas la ganancia ha sido de 50 millas, nuestro registro más pobre.

Esta noche me toca la guardia de “modorra”, me retiro a descansar.

Eduardo Boix