2021/11/20

Jueves 18 de Noviembre

La aparición de un pesquero chino de madrugada en la pantalla del plotter, supone toda una novedad en la pertinaz soledad de días pasados. De alguna manera reconforta comprobar que “hay vida fuera del Pros”.

El amanecer ha sido plácido, con buena mar y viento suficiente para impulsarnos raudos hacia las islas Marquesas, próximo destino inmediato.

Preparamos las cañas de pescar con las que no acertamos a afianzar, con este arte, el alimento principal a bordo. Diversos problemillas técnicos con las rapalas y sedales, no nos han permitido llenar la despensa, lo que hace mas dolorosa la perdida “in extremis” de un dorado que, a punto de ser embarcado, se liberó por la rotura del sedal hace dos días.

Chemi se dispone presto a sacar la comida del día del congelador, cuando descubre que algunos productos se encuentran en estado de semi-descongelación, lo que supone un importante revés a nuestras provisiones. Langostinos, verduras troceadas, txipirones recogidos en cubierta y alguna vianda más, han tenido que ser evacuados al mar en previsión de inoportunas indigestiones. Esta circunstancia aumenta la presión sobre el equipo de pesca, en quién recae ahora la responsabilidad de la alimentación a bordo. Habrá que afanarse en el intento.

Sobre el mediodía avistamos por el AIS otro carguero chino, se está poniendo el tráfico imposible …

El tema del día ha sido la limpieza de sentinas. Una inoportuna avería en una de las bombas de achique ha hecho aparecer un tufillo desagradable. Afanados en el empeño queda la bomba reparada y todas las sentinas limpias como los chorros del oro … más o menos.

Debido al reciente cambio de rumbo, ajustándolo a las previsiones meteorológicas, el Pros vuelve a cruzar el Ecuador de Norte a Sur a la altura del meridiano 120, lo que es motivo de chanza y celebración de una tripulación ávida de cualquier motivo para celebrar algún evento. Un brindis con un vinito chileno, sella el suceso mientras degustamos un arroz con setas y pollo con que nos deleita Chemi.

A partir de ahora haremos rumbo prácticamente directo a las islas Marquesas, dejando de recibir el espléndido impulso que la corriente subecuatorial nos ha prestado generosamente hasta ahora, de hasta casi cuatro nudos.

Animada sobremesa con añoranzas de las experiencias recientemente vividas en los distintos puertos, nos permiten valorar los pasos dados a pesar de las diversas dificultades.

La tarde recobra su ritmo: siestas preparatorias de las guardias, lecturas variadas y arranchado general de la cocina se suceden a bordo.

La puesta de sol, nítida y acompañada de una luna llena asomando por el este, hacen mágico un atardecer en un punto remoto de este imponente océano.

La jornada se completa con una liviana cena y un descanso hasta el siguiente turno de guardia. Ha sido otra magnífica jornada de mar y viento, sol y armonía … seguro que mañana será otro día inolvidable.

Oceáno Pacífico, 0º 14,450’N- 120º 22,746’W

Juan Carlos Gisbert