20 de febrero de 2020

MiriamNoticias desde el PROS, Novedades

20 de febrero de 2020. 
52º 29,90’S.
73º 37,92’W.

Como ayer fue un día de trabajo para conseguir ponernos en marcha desde la bahía Tilly, hoy lo hemos tomado con más calma. Superado el Paso Tortuoso después de una navegación lenta gobernada por la fuerza de la corriente en contra, el barco tomó un andar más airoso a medida que la intensidad de la corriente descendía con la marea. Para entonces, ya era de noche y la tripulación deseaba reponer fuerzas echando un buen sueñecito en la protección de los camarotes. Guardia va, guardia viene, han trascurrido las horas sin novedad, apenas perturbadas por alguna ola que llegaba del través rompiendo las previsiones del tripulante a la caña y provocando la protesta de los durmientes.

Quienes han disfrutado del turno de guardia con las luces del alba, aseguran haber bailado con delfines, aunque esto es, sin duda, un exceso poético. Es sabido que los delfines no salen a bailar si no es con parejas respetables… y por aquí, con el agua racionada, empezamos a tener un aspecto de verdaderos navegantes patagónicos.

Al cabo del Paso Largo que da continuidad al Paso Tortuoso se llega a una enorme bahía que se abre ya al Pacifico. A estribor queda la isla de Tamar y a babor se entra en la jurisdicción de la larguísima isla de la Desolación, que enmarca la salida del estrecho de Magallanes hacia el mar del Sur.

Tras juiciosa consideración, el capitán, con el beneplácito de toda la tripulación, ha decidido que afrontaríamos la subida hacia Puerto Montt a través de los canales patagónicos. La ventaja es evidente en tiempos de inestabilidad. Hay perturbaciones en el horizonte y no cabe la menor duda de que estos canales ofrecen protección frente al mar abierto. De modo que dicho y hecho. A nuestros modestos 4 nudos de velocidad media hemos dejado ya atrás la isla y el faro de Fairway así como la isla de Manuel Rodríguez. Nos encontramos al escribir esta crónica en lo que la carta denomina Fiordo Valencia. Por fin un par de nombres familiares en medio de tanta nomenclatura rebautizada por los navegantes de su majestad británica.

La previsión meteorológica para mañana y pasado mañana parece positiva. La actualizaremos en un rato. Pero en dos días está anunciado un nuevo frente en nuestra proa al que conjuramos fervientemente con nuestras mejores sortilegios de hechicero con el fin de que se desvíe. Podrá parecer rudo y quizás de mala educación. Pero con toda sinceridad, no tenemos el menor deseo de conocerle.

Alberto Morillo