Nuestra historia (23): Los jesuitas en América. Las reducciones del Paraguay

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2019/03/19

Hoy nos alejamos un poco de los asuntos habituales de nuestra historia para dar cuenta de una experiencia no siempre conocida pero de singular importancia. La evangelización fue una parte nada desdeñable de la justificación de la conquista y ocupación de America por los españoles. El papa procedió a repartir América entre España y Portugal. A partir de 1493, los papas Alejandro VI, Adriano VI y Julio II emitieron las bulas Inter Caetera, Eximiae devotionis, Romanus Pontifex, Dudum siquidem, Universalis Eclesiae, Sublimis Deus y Omnímoda, mediante las cuales les concedieron los territorios, les encargaron la evangelización de los habitantes indígenas que en ellos moraban, prohibiendo que fueran esclavizados, a la vez que determinaron ciertos derechos y obligaciones de la Corona.

Este proceso tuvo distintos protagonistas y las formas de llevarlo a cabo no fueron las mismas en unos y otros casos. La presencia de los jesuitas en América hasta su expulsión por Carlos III, supuso la puesta en marcha de un experimento social asentado en la ausencia de propiedad privada y en un concepto comunitario de la vida, que inspiró la creación de sociedades utópicas en otros lugares de Europa. Tal vez inspirados en La República de Platón, en la  Utopia de Tomas Moro,  en La Ciudad del Sol, de Campanella, o en el retorno al cristianismo primitivo impulsado por Erasmo, el modelo de economía socialista implantado en las reducciones de la frontera del Río de la Plata con el Brasil portugués, dejó una honda huella. Sin duda preservó la cultura local en una gran medida y garantizó un bienestar colectivo, material u cultural, que no se dió entre la población indígena en los lugares en que se impuso el modelo tradicional de las encomiendas.

No es extraño que la fascinación que esto generó llegase a figuras como la de Montesquieu quien, en su obra Del Espíritu las Leyes, afirma: “A dicha Compañía le cabe la gloria de haber sido la primera en mostrar, en aquellas regiones, la idea de religión unida a la de humanidad…”. Pero lo que se dió en llamar el “Estado jesuítico” iba a tocar a su fin a partir de 1768. La visión  modernizadora pero centralista del Conde de Aranda y de Campomanes, resultaba incompatible con unos enclaves de poder territorial ajenos al orden general y al poder del Estado.

Los jesuitas en América. Las reducciones de Paraguay