Esta crónica se “traspapeló” y sale con retraso.

Día 16 de marzo

Por fin zarpamos de Papeete, capital de la Polinesia Francesa. Tras 16 largos días transcurridos en viva actividad, bajo un calor tan agobiante que incluso nos hacía añorar los frescos días del Callao, abandonamos la isla de Tahití, sin apenas haberla conocido. Bueno, algo de turismo si hemos podido hacer, pero turismo por los polígonos industriales de los alrededores, buscando esa pieza que falta y que nunca encuentras.

La montañosa Tahití, es la mayor de las islas del archipiélago de la Sociedad, uno de los tres que conforman la Polinesia Francesa, junto al de las Marquesas y las Tuamotu.

Curioso nombre éste para unas islas tan escasamente pobladas y tan retiradas de las tierras conocidas. Extraño nombre que le daría James Cook en su visita a estos lugares en el año 1767 en homenaje a la Sociedad Geográfica Británica que le financió la expedición.

Como casi todas las de estos mares, Tahití es una isla volcánica, rodeada en casi todo us perímetro por un arrecife de coral que sirve de barrera y protege a la laguna de las bravas aguas del mar abierto. Es un verdadero paraíso donde descansan los navegantes de estos mares y un objetivo decisivo para los aficionados al snorkel.

El día de ayer fue realmente una jornada deprimente. Habíamos planeado zarpar poco después del amanecer, tras instalar de nuevo la bomba de alta de la potabilizadora, recién recogida del taller donde nos aseguraron que, finalmente, estaba reparada y funcionaba satisfactoriamente. Por fin la potabilizadora operativa…. Nueva frustración y nuevo retraso en la salida para dar un nueva oportunidad a los técnicos que supuestamente habían de repararla. Fracaso final, día perdido y potabilizadora inservible.

Al atardecer, decidimos recuperar el decaído ánimo, cerrando la penosa jornada con una cena de despedida, en uno de los agradables restaurante de la Marina.

La cena, realmente agradable y con frecuentes intercambios sociales  con nuestros vecinos de mesa, tuvo un sorpresivo epílogo, cuando Ricardo, nuestro capitán, que ya había dado frecuentes muestras de inquietud, se acercó al escenario y, arrebatando el micrófono al cantante titular, se transformó en un espontáneo Frank Sinatra deleitando a la audiencia con una magnifica interpretación del conocido tema “New York, New York”. Su improvisada actuación fue largamente aplaudida por la concurrencia que no cesaba de corear el nombre de nuestro capitán pidiéndole que prolongara su actuación.

Ahora bordeamos la bonita isla de Moorea que apenas conocimos en fugaz visita. Arrumbamos a Raiatea, donde descansaremos unas horas y aprovecharemos para hacer snorkel en los Coral Gardens. La navegación a motor no es la más confortable de las navegaciones, pero el viento nos es huidizo y mucho nos tememos que va a ser una constante durante esta travesía hasta Fiyi. Dos meses esperando a que pasara la temporada de tifones y vaya si han pasado … Eolo parece extenuado de tanto bufar y la previsión meteorológica para los próximos días es ciertamente descorazonadora … Ojalá cambie. Entretanto disfrutamos de nuevo de la navegación, con esa sensación de soledad infinita en mitad del desierto de agua y con el espectáculo de las cambiantes nubes y de los siempre emocionantes atardeceres.

Mar del Sur, 12 de marzo de 2022

17º 01,86 S

150º 43,57W

Pepe Solá