16 de marzo de 2020

MiriamActividades, Noticias desde el PROS

Lunes 16/3/2020, 18.00 h chilenas.

Ayer hicimos un bordo hacia el noroeste, y de acuerdo a vientos y mar predominante vamos en dirección un poco al sur de Lima. Estamos en la latitud de Antofagasta a unas 280 millas de la costa de su golfo, y a unas 680 millas de destino, aún quedan dos días y medio para llegar a la altura de la frontera chilena en Arica. Probablemente tengamos que ejecutar dos nuevas bordadas antes de Lima. El viento ha bajado a unos 12 nudos, y el mar se ha tranquilizado.

Prevemos llegar a Lima el 22 o 23, pues los vientos serán flojos en adelante, y allí veremos si las autoridades nos dejan desembarcar, o nos obligan a cuarentena a bordo, comida no nos faltará, y a alguno nos vendrá bien un poco de dieta. Estamos en el mejor ambiente para no contagiarnos de ningún virus, somos unos privilegiados.

La noche anterior fue movida, solo los de vasconia fueron capaces de pegar un poco el ojo, mientras los que descendemos de gallegos nada de dormir, un viento moderado y una mar cruzada por olas de viento y mar de fondo del oeste zarandeaban al PROS en todas direcciones, y no hubo sitio en cabinas o salón que diera sosiego.

Ahora avanzamos con todo el trapo y la génova a orejas de burro con tangón, tranquilidad para la siesta, día nublado que llama al sueño y adecuada digestión de unas empanadas chilenas que salieron bastante aceptables al paladar.

Las mañanas pasan rápidamente pues nos recuperamos de las guardias e insomnios sobre las 10 h, desayuno, duchas; síí, duchas en esta maravillosa casi nave Enterprise la tripulación se puede duchar todos los días, luego algunas pequeñas reparaciones asistiendo al MacGyver II, Fernando y a la cocina para inventar algo atractivo que mantenga alto el espíritu de la tripulación. Luego del almuerzo alguna siesta, observación del horizonte, poca lectura porque la navegación te atrapa como si estuvieras viendo el fuego en la chimenea, más tarde tertulias donde no conseguimos arreglar el mundo pero aprendemos algo de historia, cenas livianas de picoteo o sobras y de nuevo a las guardias nocturnas y dormir a turnos si se puede.

Se bebe poco en este grupo, ningún Gin&Tonic ha caído hasta ahora, y ni siquiera bebemos la copa de “grog” que nos corresponde cada día. Espero que esto no sea motivo de reclamos al capitán y continuemos disfrutando el mar y la compañía de tan talentosos tripulantes.

Hasta la próxima, Jorge Mallo