Dia 11 de marzo

A punto de partir de Papeete tras una larga estancia del Pros.

Ha amanecido un día precioso, como los que abundan por aquí. Teníamos prevista nuestra salida para hoy y habíamos comenzado con los preparativos. Pero como el hombre propone y Dios dispone, nos hemos visto obligados a abortar la maniobra y aplazarla hasta mañana. La famosa bomba se hace esperar, para nuestra completa puesta a son de mar.

Diríase que querernos ir de este paraíso es un delito. Pero como navegantes que somos, el cuerpo ya nos pide surcar las aguas para seguir nuestro destino. Emulando a los navegantes que homenajeamos, tenemos ya ganas de hacernos a la mar, en el vasto océano que nos espera.

Una de las grandes virtudes de este magnifico grupo de navegantes es saber tornar las pequeñas contrariedades, en azares bonancibles del destino; y, con un exquisito ron local en mano, las grandes

conversaciones de estos interesantes contertulios, hacen que el tiempo se escurra entre los dedos, dejándonos a la espera de nuevas y doctas conversaciones que añadan, mas beneficios si cabe, a este embriagador proyecto.

Las bondades personales sumadas, conforman un equipo pluridisciplinar: desde uno que, con un alambre, es casi capaz de construir un barco, a otro que, con unas simples salchichas, hace un ilustre guiso digno de ser servido en las mejores mesas estrelladas. Todo ello pasando por los otros múltiples conocimientos y cualidades que atesoran y aportan los demás miembros de esta completa tripulación y que, en aras de la brevedad, me veo obligado a resumir en exceso.

Si los hados tienen a bien ser favorables, mañana saldremos en busca de Raiatea.

Bernardo Negueruela

(el octavo tripulante)