2021/05/07
Hoy traemos a estas páginas un documentado relato de la historia de la “trata de negros”, en una añeja expresión que mantiene toda la fuerza evocadora de este siniestro tráfico de seres humanos. Sin duda, la esclavitud no es es un hecho de la Edad Moderna y su orígenes son remotos. Sin embargo, las tradiciones mantenidas adquieren una dimensión inusitada cuando el descubrimiento de las nuevas tierras de America hace necesaria la importación de abundante mano de obra que permita su explotación.
Las rivalidades por el derecho a participar en este lucrativo negocio enfrentarán a las potencias ibéricas y europeas y forzarán con el tiempo la ruptura de los monopolios comerciales inicialmente establecidos. Portugal y España durante los siglos XV y XVI serán los principales países protagonistas del comercio atlántico de esclavos, seguidos luego por Francia, Holanda e Inglaterra a partir del siglo XVII. Inglaterra asentará su predominio mercantil y negrero en el siglo XVIII, que se mantendrá hasta el siglo XIX. En este largo e intenso periodo “la trata” habrá pasado por diversos sistemas de comercio: la licencia, el asiento y la creación de Compañías específicas.
Las peculiaridades españolas en este terreno han de subrayarse. La esclavitud en España fue una práctica habitual en los diferentes reinos de la península ibérica durante la Edad Media, que se extendió durante la Edad Moderna a las posesiones españolas en América. La esclavitud indígena fue abolida con las Leyes de Burgos ya en 1512. Lo que provocó, para compensar, el aflujo de población africana esclavizada, sobre todo a Cuba y Puerto Rico. La abolición legal de la esclavitud en la España peninsular llegó en 1837 y excluía a los territorios de ultramar dada la presión ejercida por la oligarquía de Cuba y Puerto Rico.
La ley por la que se abolía la esclavitud en Puerto Rico fue finalmente aprobada el 22 de marzo de 1873, un mes después de la abdicación del rey Amadeo de Saboya y de haberse votado la proclamación de la Primera República Española. Cuba debió esperar varios años más que Puerto Rico, ya que la definitiva abolición no llegó hasta la ley promulgada el 13 de febrero de 1880 por Alfonso XII, complementado por el real decreto de 7 de octubre de 1886, que liberó los 30 000 esclavos que quedaban.
El texto de esta entrega se debe a Jose U. Martinez Carreras, africanista español e historiador fallecido en 2003.