Nuestra historia: La Inglaterra Isabelina (31)

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2021/04/05

Al igual que su principal rival, el Rey Felipe II, el personaje de Isabel I de Inglaterra ha sido objeto de las más encendidas polémicas y ha llegado hasta nosotros ampliamente desfigurado.

La propaganda contrarreformista difundió en los pais católicos una imagen de Isabel identificada a menudo con la sacerdotisa del mal o el propio anticristo. En elaborado contraste, naturalmente,  con su rival y víctima, la católica María Estuardo. Sin embargo en su papel de reina la  valoración de Isabel es notablemente distinta, llegando a configurar una verdadera imagen del éxito. Se ha dicho de ella que a su llegada encontró caos y desastre y, en su lugar, construyó una armonía nacional  y notable prosperidad. Idealizaciones aparte, es lo cierto que pocos soberanos están tan estrechamente relacionados con la construcción de una nación  como lo está Isabel con Inglaterra.

Difícilmente hubiera imaginado  Enrique VIII  –siempre ansioso por engendrar un varón que pudiera asegurar la continuidad de la dinastía– que sería una de sus hijas, la concebida por Ana Bolena, la responsable de llevar la dinastía de los Tudor a su más alta consideración, a la vez que la Inglaterra de su tiempo crecía varios palmos en prosperidad y relevancia internacional.

La permanente rivalidad con Felipe II y los efectos que de ella se derivaron no han pasado sin dejar efectos en nuestra historia, todavía heredera de querencias y malquerencias que tuvieron su origen hace ya varios siglos.

El texto que hoy ofrecemos se debe a Carlos Gómez Centurión (fallecido en 2011), que fue Profesor de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid.

La Inglaterra Isabelina