2022/04/02
En 1814, apenas había pisado suelo español Fernando VII cuando de un plumazo derogaba la proclamada Constitución de Cádiz,”como si no hubiese pasado jamás”, para decepción de quienes habían creído que con ella y la vuelta del “deseado” se iniciaba una nueva etapa en la historia de España. Esto acabaría por ocurrir, pero no de inmediato y no sin sufrimiento. A su llegada, frente a los liberales, los partidarios de Fernando VII gritaban ” ¡Vivan las cadenas”, proclamando la vuelta al pasado, Inquisición incluida.
Fernando VII por Vicente López. Museo del Prado
El primero de enero de 1820, el teniente coronel Rafael del Riego se “pronunciaba” en Cabezas de San Juan (Sevilla) en favor de la Constitución de 1812. Sin embargo, su insurrección fracasa y, junto con sus leales, Riego está ya considerando refugiarse en Portugal cuando el movimiento se generaliza en muchas ciudades de España, hasta el punto de que Fernando VII cambia repentinamente de parecer para aceptar la Constitución de 1812. Con manifiesta hipocresía, el 10 de marzo de 1820 Fernando VII diría aquellas palabras que han quedado como una muestra indeleble de su doblez: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”.
El General Rafael del Riego
El trienio liberal fue, sin embargo un periodo corto y frágil, marcado por las maniobras del rey y sus partidarios para hacer descarrilar el gobierno liberal que entonces se formó. Una situación que acabó de modo definitivo con la invasion de los “Cien mil hijos de San Luis”, enviados por el Congreso de Viena con el apoyo del propio monarca. En 1823, el absolutismo volvía a gozar de muy buena salud.
Los textos de hoy tiene como autores a Lluis Roura i Aulinas, Catedrático de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona, Joaquín Del Moral Ruiz, Catedrático E. U. de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid y Alberto Gil Novales (fallecido en 2016), profesor de Historia Contemporánea de la Universidades de Barcelona y Madrid.