Día 1 de abril

“Pide que tu viaje sea largo y lleno de experiencias…” dice Kavafis. Y el PROS está cumpliendo.

La travesía de esta etapa está siendo larga … Diecinueve días desde que partimos de Papeete. Una sucesión de calmas y chubascos nos hace navegar lentamente por este desierto de agua salada donde, hasta ayer, no habíamos tenido contacto humano.

Ayer, una patrullera del Reino de Tonga se acercó hasta nuestra posición y tras las preguntas de rigor nos ofreció su ayuda y facilitó unos waypoints para pasar un canal entre los arrecifes en nuestro rumbo. Desde entonces nos ha mantenido en su radar y ha estado cercano para asistirnos en lo que necesitáramos. Es especialmente reconfortante después de recibir el “pam pam pam” con un anuncio de tsunami que quedó desactivado una hora después.

Conforme a lo convenido, hoy a las 18:00, hemos contactado con ellos para agradecerles su asistencia. Ricardo, nuestro capitán, les ha ofrecido aceite de oliva (del que tenemos abundante provisión) en correspondencia por su amabilidad. Han declinado amablemente y nos hemos despedido.

Más tarde, por fin, Juanma y Ricardo, esforzados aficionados a la pesca, han tenido su recompensa. Después de aguantar chanzas y bromas por su falta de resultados, han conseguido subir a bordo un tunido de tamaño respetable (no lo detallaré para permitir a los meritorios pescadores que exageren en sus crónicas lo que consideren conveniente).

Una vez hecho el “ronqueo” correspondiente, el debate ha sido cómo cocinarlo. Teniendo a bordo dos consumados cocineros vascos, se imponía un marmitako… salvo que hemos agotado las provisiones de patatas … Cualquiera de las alternativas se hace apetecible.

Estábamos en este debate cuando recibimos la llamada por radio de la patrullera. Nos dicen que no nos pueden ofrecer el ron con el que habíamos bromeado en el último contacto pero que tienen unas “green bananas” que nos podrían pasar. Les agradecemos el gesto y en correspondencia preparamos una de las latas de aceite de oliva.

Se aproximan por estribor y preparan una neumática para acercarnos una bolsa con lo anunciado. Por radio nos informan que también nos traen “yem”, una especie de patata alargada y enorme que nos va a resolver el debate sobre cómo preparar el tunido.

Maniobra de intercambio ejecutada con precisión y éxito. Recibimos la bolsa con los plátanos y la “patata” y les pasamos el aceite. Intercambiamos mensajes de agradecimiento y abrimos un nuevo debate sobre cómo dar cuenta de lo recibido. El marmitako gana opciones…

Hoy ha sido un día entretenido… al volver a nuestro rumbo y consultar con detalle la carta leemos la siguiente anotación “Aguas de actividad volcánica”.

No nos aburrimos.

Diego Fernández Casado